09 noviembre 2015

El tema estrella: la muerte.

¡Ya ha llegado! ¡La tenemos aquí! Estamos en esa preciosa época de la infancia en la que muerte hace su aparición cada 5 minutos.



El niño ya ha pillado que lo de morirse es un asunto muy turbio. Se está coscando de que es algo irreversible. Intuye que parece irremediable. Y, encima, eso del cielo no termina de convencerlo, si uno no puede volver de allí cuando quiera…


Así que ahora mi vida se divide en momentos en los que hablamos de la muerte y momentos en los que recupero el aliento tras exprimirme la sesera buscando una respuesta tranquilizadora a tan terribles cuestiones.
- Mamá, no quiero que te mueras.
- ¿Por qué la gente se muere?
- No me quiero morir.
- ¿Los abuelos se van a morir?
- No me gusta el cielo.
- ¿Te vas a morir?
- ¡Mira mamá, estoy muerto!
- No quiero que te hagas vieja porque te morirás.
- ¿Si te vas al cielo puedes volver?
- Si se muere toda la gente, ¿el mundo se quedará vacío?
- ¿Cómo vas hasta el cielo si estás muerto?
- Los abuelos son viejos y se van morir.



Demasiada duda existencial, metafísica y religiosa para un niño de cinco años. Y demasiadas preguntas para las que su madre no encuentra respuesta ni consuelo; he llegado a sugerirle el budismo porque “los budistas sí pueden volver del cielo así que tú serás budista si quieres.
Si esto no es una mamá desesperada, que venga Dios y lo vea.


Nota: Las ilustraciones son de hermAna, que es una artista. ¡Gracias!


9 comentarios:

  1. Es que a tu hijo no le preocupa sólo la muerte: ¡le preocupa la extinción!

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    1. Es verdad, Ani, una preocupación mucho más dramática y terrible que la muerte a secas.

      Y para salir de este fregado, me tengo que meter en el charco de la reproducción...

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  2. Pobre.....porque a veces lo dice muy angustiado, me gusta lo del budismo ea!!! ya no hay muerte que valga.Los dibujos muy buenos has dado en el clavo, no para de preguntar en ningún momento.
    La Anciana

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  3. Pues que pequeño empieza a sufrir, mecachis!!!

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    1. Tendré que ir preparándome para la próxima angustia existencial de la infancia.

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  4. Me chiflan tus dibujos Ana!
    Creo que todavía tengo el que nos hiciste en San Juan de luz a todas las amigas de Lola, amelie con sus tacones de Louis XVI, Lola mirandose siempre en el espejo, Maria Lago con sus Gazelle...

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    1. Joa, no recuerdo ese dibujo con tantos recuerdos míticos. ¡Maldita memoria de pez!
      A ver si lo desempolvas y me lo enseñas, seguro que nos echamos unas buenas risas con anécdotas del internado.

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    2. Yo tampoco me acuerdo! Abre el baúl de los recuerdos pues!

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