17 diciembre 2015

Cosas que no cuentan como regalo.

Voy a aprovechar estos momentos de consumo navideño y cartas a los Reyes Magos para hacer la lista de cosas que, no sólo no quiero como regalo, sino que ni siquiera concibo como tal.

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Cremas.
Da igual que sean extraordinarias, carísimas, milagrosas, secretas, un imprescindible o lo mejor para las arrugas con resultados extraordinarios. Si me da pereza gastarme mi dinero en cremas, tampoco quiero desperdiciar mi comodín sorpresa así.
Además, detrás de la buena intención subyace un punto de cruda realidad porque hidrata genial (cara acartonada), va fenomenal para las patas de gallo (que ya tienes, campeona), reduce ojeras y bolsas (ojos hinchados), efecto lifting (pelleja). Peor todavía si son corporales: reafirmante (blandengue), anti celulítica (¡horror!) o exfoliante (piel chunga por todo tu cuerpo).
Es como regalar un vale de farmacia, no voy a morir de emoción.

Colonias y perfumes.
Sé que es uno de los grandes éxitos navideños pero me da la misma pereza que las cremas, aunque los frascos son mucho más decorativos.
Personalmente, llevo años tratando de encontrar una colonia que no me resulte empalagosa (el perfume, ni tocamos) y utilizando Zara Baby a 4,95€ así que no sabría apreciarla y tendría que cambiarla seguro.
Estoy demasiado cerca del litro de Nenuco como para valorar el dispendio de Chanel nº 5.

Zapatillas de casa.
¿Te ha pillado el toro, eh? Pues se nota.
Tan ilusionantes como un paquete de arroz, puede que las necesite pero eso no las hace apetecibles en ningún caso.

Peluches.
Es algo que tengo la necesidad de aclarar desde que dejé mi niñez, no fuera ocurrírsele a alguien –normalmente, un varón- presentarse con un puto oso pensando que es algo guay.
Es un muñeco y tengo 15, 20, 25 años… ¿qué se supone que tengo que hacer con eso? ¿De dónde se han sacado los tíos esa idea de peluches y chicas?
Menos mal que ya estoy fuera de edad para estas chuminadas.

Electrodomésticos.
Así, en general, todos están demasiado cerca de ser una batidora y, claro, no podré evitar llevarme un chasco, aunque venga con todos sus accesorios y pueda hacer una deliciosa isla flotante en 5 minutos.



La necesidad no es siempre un buen indicador a la hora de regalar. Me hacen falta unas medias, pilas, betún negro, ibuprofeno 600 mg, una bombilla, unas zapatillas y espero que nada de eso me caiga por Navidad.

7 comentarios:

  1. Un post tan cierto como necesario.

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  2. A Melchora , servidora, le ha quedado bien claro y está además totalmente de acuerdo , tengo otro señor que dentro de las cosas que piensan que no son regalo: la ropa me dice en su carta que" le nace en el armario" así que con ese lo llevo claro

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    1. ¡Qué difícil es regalarle algo!
      Su lista de cosas que no cuentan como regalo es muchísimo más larga.

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  3. ¿Qué opinas de los pijamas, calcetines y paraguas? Yo personalmente odio con toda mi alma que me regalen pijamas y, aun así, siempre cae uno por navidades.

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    1. Si es el regalo de cada Navidad, ¡a la lista de cabeza!

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  4. Llevo muchos años esperando que los Magos acierten, cada año el día de Reyes me levanto ilusionada esperando encontrarme un regalo que me impresione y me deje con la boca abierta y ¡nada! Como dice una muy buena amiga -No luches,no sé porqué te empeñas- y yo erre que erre oye.

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