08 junio 2015

Ansiado verano.

Cuando la meta vacacional está más cerca que nunca, el tiempo transcurre demasiado despacio. Ya queda menos, está al alcance de la mano, pero el sprint final cuesta tanto... Llevamos todo el año a cuestas y el cansancio ha hecho mella.



El día se hace largo. Y las tardes también. La falta de energía se nota al despertar y nos acompaña durante toda la jornada. Y esto ya no se soluciona acostándose temprano, no es cosa de una noche. Es el agotamiento acumulado, son todos los madrugones del año, todas las prisas por llegar a tiempo, todas las horas de curro, todo el estrés, todas las broncas, llantos y pataletas reclamando su compensación. El cuerpo y la mente se están quedando sin batería y no sé cómo puedo enchufarme a la red.

Suena el despertador demasiado pronto. Vamos a la parada cada vez más apurados de tiempo. Llego a la oficina arrastrada y sólo queda producir el día entero. Además, hay que intentar ser una madre decente hasta que se acueste la criatura. Casi nada.

Sueño con las vacaciones, me imagino despertándome tarde, leyendo en la playa, echando una siesta, tomando unas cervezas en una terraza. Un verano totalmente idealizado pero, en estos momentos, necesito creer. Tener la vista puesta en un futuro mejor para llegar a fin de curso.


Pero bueno, casi está. Sólo un par de meses más.
¡Mierda! Pensaba que faltaba menos, 60 días son un huevo.
Llorar.


4 comentarios:

  1. En un abrir y cerrar de ojos estaremos bajo la sombra de una palmera tropical bebiendo Mojitos como si no hubiese un mañana.

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    1. Con un poco de sol y una cerveza tenemos hecho el verano.

      Pero creo que voy a ponerme metas más alcanzables, el próximo fin de semana.
      Y así todas las semanas...

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  2. Acabo de descubrir tu blog y me he reído mucho.

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    1. ¡Qué bien! Espero verte por aquí de vez en cuando.

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