01 junio 2015

Mi televisión.

Mi tele es plana pero de las hace una década. Ahora es demasiado gorda para considerarse plana, cualquier día se descuelga de la pared llevándose todo el Pladur.



No tiene TDT así que soy de las acumulan aparatos, uno encima de otro, con sus correspondientes mandos a distancia. A veces me pregunto para qué servirá ése, que ya no utilizo nunca aunque no ose deshacerme de él, no fuera a ser importante. También tengo kilómetros de cables liados y conectados a la TV, entre sí, a ninguna parte, enchufados…

Obviamente, tampoco es HD, se ve normal, como siempre. De hecho, cuando veo un programa en alta definición en una televisión ajena, tengo la sensación de que está grabado en casa con una cámara doméstica. Será la falta de costumbre pero todavía no sé por qué es muchísimo mejor la High Definition, exceptuando el nombre. Pero, claro, llamándose super mega cool alternative hipster underground visual resolution, yo también doy por buenas las bondades del sistema.

Por supuesto, carece de conexión a internet. Seguramente sería la leche si dispusiera de semejante avance tecnológico pero, como no es el caso, no lo echo en falta. Es más, me pregunto para qué necesito Youtube en la televisión si ya tengo el móvil, el PC y el i-Pad.

Tampoco tiene puerto USB. Bueno, puede que sí pero como lleva años colgada de la pared con todos los enchufes, puertos, euroconectores y demás ocultos e inaccesibles, no he sabido encontrarlo al tacto. Si queremos ver algo, encendemos el reproductor y cruzamos los dedos para que lea el formato –porque si la película está en un pen drive, es que no está en el DVD que no hemos comprado-.

Hay que encenderla y apagarla manualmente, el mando a distancia se niega a hacerlo. No me molesta lo suficiente como para intentar agenciarme uno nuevo pero ver la televisión en mi casa es cada vez más complicado. Como esto siga así, vamos a tener que abrir el agua caliente, saltar tres veces a la pata coja y golpearla en un costado para conseguirlo.

Tengo tropecientos canales y, como ordenarlos me parece un coñazo y ya me sé que Clan es el 4 y Disney Channel el 43, me apaño fenomenal. Lo que es una incógnita es lo que sucede en los 39 canales que los separan, tengo la sensación de que sólo hay adivinos y teletienda.


Podría cambiarla, tal vez lo haga algún día, pero me hace tanta ilusión como comprarme un microondas que haga girar los alimentos o una tostadora que no salte cada tres segundos.
Asuntos que tiene una pendiente pero que no considera imprescindibles hasta que dejan de prestar su función o una análoga mucho más básica pero suficiente.


6 comentarios:

  1. Esos 39 canales son los que hacen funcionar el microondas.

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    1. Pues no va nada fino. A lo mejor me decido a cambiarlo, a ver si así se ve la tele en HD.

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  2. Y si te haces una tostada creo que pones Tele 5 HD.

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  3. Recuerdo la primera TV que tuve en casa. Una Panasonic o Philips de botones, sin mando a distancia y que podría pesar perfectamente 30 o 40 Kilos.
    Por aquel entonces no se llevaban las pantallas cóncavas como las de ahora, y la moda era precisamente todo lo contrario, con lo que si no estabas en frente no veías tres cojones. Aquellas teles además según cuenta le leyenda urbana, te abrasaban los ojos si las veías de cerca casi más que si miras al Sol directamente.
    Cuando petaba, se llamaba al técnico y nos la reparaba siempre, pero la opción comprar otra nueva era una posibilidad que no se barajaba jamás.
    En el pueblo teníamos otra en blanco y negro de válvulas que para que empezara a chutar había que esperar un buen rato a que se calentara. Muchas veces si hacia mal tiempo, no llegaba bien la señal y no se veía un carajo. Eran ratos en los que nos daba por pensar.


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    1. ¡Qué recuerdos!
      Yo también me veo en el pueblo, peleándonos con las antenas de la televisión, haciendo malabarismos para conseguir pillar la señal de TVE.

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