15 enero 2015

Los vascos y las vascas.

Desde que, en su campaña para lehendakari, Ibarretxe empezara con la distinción de sexo, el asunto ha ido de mal en peor. Diría que estamos ya muy pasados de rosca con los españoles y las españolas, los trabajadores y las trabajadoras, los murcianos y las murcianas.


En el lenguaje de los políticos, el plural masculino se ha convertido en un atropello. Y el caso es que a mí me parece políticamente correctísimo; no siento ni discriminación, ni machismo, ni sexismo de ninguna clase, sólo veo gramática y un uso del castellano normal y corriente.

Como oír a uno no resultaba lo suficientemente tedioso (con suerte, llegabas a escuchar un rato), ahora sus discursos, cargados de dobletes de género, son insufribles. No sólo se vuelven extremadamente cargantes, sino que sus mensajes parecen más impostados si cabe. Hablar de compañeros suena demagógico pero mencionar expresamente a las compañeras queda incluso ridículo.
Es más, diría que el efecto conseguido es, justamente, el contrario. Con tanta tontería, nos están dejando a las mujeres fuera del grupo de ciudadanos, como ahora somos ciudadanas…

El caso es que, una vez metidos en la rueda, es imposible parar. A ver quién es el político que se atreve a tirar de la manta, a decir que el emperador va desnudo y que todo esto es una soberana estupidez. Sería un suicidio. La oposición no dejaría pasar la ocasión de enarbolar, con mucho aspaviento, la bandera de la igualdad y, de paso, clavar el mástil en el corazón de tan osado pensador.
Así que ahora, los ministros y las ministras, los diputados y las diputadas, los candidatos y las candidatas deben prestar muchísima atención para poder hacer doblete de género constantemente. A ver si van a referirse sólo a los afectados y las afectadas van a montar en cólera.


Los vascos y las vascas no es igualdad, sólo palabrería. Una artimaña política más, tan medida como el resto de la campaña. Por mí, pueden parar ya con el guiño publicitario a la mujer y volver a hablar correctamente, aportarían bastante más a la sociedad.

12 comentarios:

  1. El "masculino genérico" siempre fue una forma correctísima de referirse a todos-todas. Hasta que lo "políticamente correcto" entendió otra cosa. Estamos agilipoyados. Otra cosa. Los oficios no tienen género. Son neutros. Recuerdo aquello de una diputado, cargo público; se empeñaba en ser diputada, pero no consentía en que se la considerara "carga pública".

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    1. Habría estado genial que se quedara con carga pública, por pedir...

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  2. Lo malo de todo esto es que no sólo los políticos (que de correctos no tienen nada, me refiero gramaticalmente hablando,,,,) sino que los periodistas con una carrera universitaria de letras, están entrando al trapo de ellos y utilizan la misma mamarrachada , no los entiendo ,son los periodistas o periodistos ? (así vamos a acabar) los que tienen que poner fin a esta ridiculez y ponerse a escribir bien que para eso se estudia la gramática o se estudiaba que ahora no se lo que hacen los niños .La Anciana

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    1. No sé si serán periodistas los que escriben los titulares en los programas de televisión pero tendrían que volver al colegio a repasar ortografía. Luego ya, que estudien lo que quieran.

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  3. He llegado a ver algún "estamos y estamas", que al final el doblete también hay que saber usarlo, seas periodista o periodisto...

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    1. ¡No doy crédito! ¡¿Estamas?! ¿En qué estaría pensando semejante erudito?

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  4. Que bueno lo de carga pública! Hay que ser coherenta, hombre. Digo mujer. Yo casi prefiero que me llamen txiki en la consulta que médica. Besos lola! Nora

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    1. Nora, terminarás siendo médic@ para incluiros a tod@s. Es muy elegante la @, muy profesional.

      Yo también prefiero que te llamen txiki, queda tan cercano. Propongo también chati y cari.

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  5. Tanto doblete insustancial y gramaticalmente erróneo no hace sino reafirmar que sus discursos son una sarta completa de sandeces (y sandezas).
    Y luego a la gente se le va la pinza. Normal. Vease el esperpento ocasionado:
    http://arturoperez-reverte.blogspot.mx/2010/02/la-carrera-de-la-eriza.html

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    1. Cada uno -y cada una- es libre de ofenderse por lo que quiera. Lo que me sorprende es que se les pase el mosqueo con el doblete; "Bueno, como ha dicho consumidores y consumidoras, me quedo más tranquila, parece que sí se tiene en cuenta a las mujeres y que estamos consiguiendo la igualdad."

      Muy divertido el artículo.

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  6. -Querida diputada...
    -putada
    -ordinaria!
    -gilipollas!

    Pues camino de ello vamos

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    1. Sería un debate parlamentario brutal, tipo Sálvame.

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