15 junio 2015

Difama, que algo queda.

No podemos controlar lo que la gente piensa de nosotros, ni tampoco lo que dice. Es tan fácil inventarse cualquier cosa sobre otra persona, basta con abrir la boca y soltar lo que te reviente. Rodéalo de un halo de secreto compartido y ya lo tienes. Ahora sólo hay que esperar que el rumor se extienda -la rapidez será función del morbo- y listo. Ya tenemos el comentario destructivo circulando.



El difamador, además de serios problemas, tiene la gran ventaja de gozar de impunidad durante un prolongado espacio de tiempo. Desde su atalaya de falsedades, controla las relaciones de su entorno. Ha ido sembrando discordias, contando las mentiras adecuadas aquí y allá. Ha conseguido tejer una maraña de tensiones y malentendidos que maneja a su antojo. Como sólo él entiende lo que sucede, puede aprovecharse de la situación.
Además, es astuto. Los dardos envenenados van siempre dirigidos a los puntos de conexión clave, de modo que resulte improbable que los afectados contrasten la información. Se ha asegurado de minar todos los puentes que conducen hasta él, haciéndose, de nuevo, con el control.
Y así, va acercando y alejando a las personas, según su propia conveniencia.


Pero llega un día en el que el círculo se cierra. Probablemente suceda por casualidad, es complicado mantener una versión coherente en el tiempo durante años. Tal vez, confiado, haya bajado la guardia. Entonces, todo chirría, cruje, se agrieta pero encaja. Las cartas se han puesto boca arriba y aparece claramente su jugada: era un farol.

Cuando los extremos de la soga se atan, en medio sólo quedan el difamador y todas sus mentiras, medio verdades, verdades descontextualizadas y comentarios dañinos.
Ahora podemos ver su fondo y es demasiado oscuro.


9 comentarios:

  1. Buenos días. Brutal el post, Lola!!! Pero, al hilo del tema....... yo me pregunto..¿qué será mejor; plantarle cara al/la difamador/a, mirarle a los ojos y ver cómo va subiendo el tono de su piel, o bien, dejarlo pasar por alto, porque sabemos que el público del/la difamador/a tiene muy claro de quién viene y por ello la fiabilidad que ofrece....? Ahí está mi disyuntiva...... Mil besos. Mónica.

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    1. Aunque ese momento resulte tentador, Mónica, es mejor dejar que el difamador haga todo el trabajo y siga cavando su tumba de mentiras.
      Palada tras palada.
      Cada vez más profunda.
      A ver hasta dónde llega...

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    2. Estoy con Lola!!La información es poder...Lo importante es saberlo. Y si mereciera la pena decir algo....Pero mucho me temo que no. El difamador negará la mayor y seguirá a su rollo. Eso sí, yo también sé difamar. Ahí lo dejo...Besos chicas!!Carlota

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    3. Encima de que dices la verdad, al final resulta que la loca eres tú. Ellos tienen muchas y mejores aptitudes para tergiversar, que la experiencia es un grado.

      Carlo, lo siento pero te faltan dotes para ser una buena difamadora. Es que hasta para esto hay que valer, titi.

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  2. Poniéndome en el lugar del mentiroso o propagador de bulos compulsivo, creo que en un momento dado podría agradecer que alguien me abriera las puertas de la realidad y me mostrara las cosas tal como son. Porque doy por hecho, que este tipo de cosas se hacen sin pensar en las consecuencias y obviando que uno jamás será descubierto, y que coño, menospreciando la inteligencia de los demás pensando que son todos un poco gilipollas. Craso error.

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    1. ¿Es necesario decirle al mentiroso que lo es?

      Bueno, yo a mi retoño sí le explico la diferencia entre una mentira, una historia inventada, algo que le gustaría que pasase pero no ha sucedido de verdad... Pero es que tiene 5 años.

      El difamador sabe de sobra que lo es. Si él sólo valora la recompensa obtenida, sin pensar en el daño que ocasiona a los demás, es difícil que alguien se pare a abrirle los ojos. Nadie va a pasar un rato desagradable por una persona que no merece la pena. Cuando no eres muy bueno con los demás, terminan pasando de ti.

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  3. Lola has hecho el blog para mi? esta genial yo soy de las difamadas además de gordo y he pensado todo lo que te dicen los anteriores comentarios y muchos más y ahora estoy en : "Espera sentada a la puerta de tu casa y verás el cadaver de tu enemigo pasar". Algún día me dará por llevarlos a un juzgado de momento que sigan haciendo el hoyo a ver si se caen. La Anciana

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    1. El rencor consume tanta energía que acabas dedicando más tiempo a pensar en lo malo que a disfrutar de lo bueno. No merece la pena, Vieille, mucho mejor pasar.
      El tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Y si no lo hace, estarán ya tan lejos de ti que no te importará lo más mínimo si sus barbas están a remojo o se han dejado perilla.

      Me pregunto cómo acallarán los gritos de sus conciencias por las noches; porque a ella no es posible engañarla.

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  4. hola.
    en mi caso lidio todos los dias con un autentico camaleon, el doctor jekyll y mr hyde. mala gente, rumores, historias inconclusas, difamaciones.
    por delante te dice exactamente lo que quieres oir y por detras te machaca, da igual seas jefe o guarda tiene para todos.
    es muy listo..yo le tengo pillado pero todos los años que lleva difamando, contando cosas con medias verdades eso hace mucho daño, hoy se mete conmigo, mañana con el jefe, no tiene fin.
    alguna vez si he querido saber algo ke han contado ke equix persona ha dicho sobre mi, he ido directamente donde esa persona a aclararlo y ahi se ha descubierto el personaje nocivo de la empresa.

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