Nuestros
padres son el eslabón esencial de la conciliación. Sin ellos, trabajo y
paternidad serían difícilmente compaginables. Porque la vida de un niño está
llena de imprevistos, muchos más que días de vacaciones en tu convenio
colectivo... Los necesitamos mucho y, precisamente por eso, no deberíamos
abusar. Craso error cogerles el brazo cuando, amablemente, nos tienden su mano.
Me
parece importante no perder la perspectiva, ellos son nuestra respuesta ante una
eventualidad, aunque sea demasiado habitual. No equivoquemos conceptos y
confundamos amor de abuelos con servicio doméstico.
Puede
que su cariño sea infinito pero sus fuerzas, no. Cuidar a un niño todas las
tardes de lunes a viernes es un curro agotador. A nosotros, que a veces
deseamos que sea lunes para poder descansar, nos lo van a contar.
Una
obligación diaria dista mucho de ser un favor. Acabamos de endosar un trabajo
de larga duración –hasta la adolescencia, como unos 13 años- a personas en edad
de jubilación.
En
agradecimiento, creemos que bastará con la preciosa experiencia abuelo-nieto y
todo ese cariño fluyendo entre generaciones. Aunque a nosotros el amor no nos
dé tanto de sí como esperamos que les cunda a ellos.
Además, está toda esa responsabilidad cayendo sobre sus hombros. Porque todos los días
de la semana son demasiados para que puedan ejercer únicamente el papel de abuelos.
También les toca educar a nuestra progenie. Queremos que merienden fruta, nada
de chucherías, que no coman nada a partir de las 19:00 que luego no cenan, que no
vean mucha televisión, que no jueguen demasiado con el iPad, que salgan a la
calle a que les dé un poco el aire. Vamos, que ponemos un sinfín de condiciones,
como si superar la tarde con los nietos como buenamente puedan no fuera suficiente. Que
levante la mano el padre que no tira de dibujos animados una tarde lluviosa de
domingo.
Seguramente
seamos capaces de organizar nuestra vida de manera más independiente aunque también
es probable que nos cueste más pasta, la gente cobra por cuidar niños de 16:00 a 20:00 de lunes a viernes.
La
decisión de tener hijos -y cuántos- es personal e intransferible, como también
lo son las responsabilidades, obligaciones y renuncias que conlleva. Yo
agradezco infinitamente cuando me ayudan, pero prefiero mil veces cuando no tienen
que hacerlo. Conseguirlo yo sola, sin necesitarlos, es una gran victoria.
Entonces, nos vamos a hacer
una visita a los abuelos, que les hace muchísima ilusión estar con sus nietos.
Estoy totalmente de acuerdo contigo pero como no me uses como abuela a vuestro antojo no os vuelvo a ..... Lo que sea para una cosa que disfruto!!!!
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