12 febrero 2015

Cincuenta sombras chinas.

He pasado de la trilogía Cincuenta Sombras. Simplemente, no me apetecía demasiado. La gente la ha devorado así que seguro que es entretenida pero yo no he encontrado el momento de leerme tres libros rollo cachonduelo-romántico, aderezado con fustas, látigos y mordazas... Seré de mente estrecha pero estoy acostumbrada a las esposas en ambiente estrictamente policial.



Y pasando de estos temas estaba yo cuando comencé El valle del asombro. Pensaba que me encontraría la típica historia de chinas –precisamente por eso lo compré- con madres estrictas, tradiciones ancestrales, suegras pérfidas, el peso de la familia, pies vendados, maridos horribles, hijos ingratos. Lo de siempre, vaya.
Sin embargo, Amy Tan ha debido ver un buen nicho de mercado y se suma al boom de lo explícito en versión Oriente. Así, me estoy tragando la vida de una cortesana en Shanghái a principios del siglo XX con todo lujo de detalles. Y me refiero a amplias descripciones de tallos, cabezas de dragón y perlas, pabellones, puertas y desfloraciones. Un eterno símil con la fauna y la flora de China para referirse al tema y sus posibilidades creativas: “nadar con peces de colores”, “el caballo encabritado”, “las ondulantes cañas de bambú” o “las ostras en el caparazón de la tortuga”. El efecto es de lo más extraño; una vez que te acostumbras a que la fruta no sea simplemente fruta, resulta tremendamente cursi a la par que muy explícito. Raro.


Lo peor de todo, la historia, un auténtico drama. A la protagonista sólo le suceden tragedias; una muerte, un abandono y un engaño detrás de otro durante casi 700 páginas. ¡Agotador! A ver si levantamos cabeza en la recta final de la novela porque estoy cansada de tanto sufrimiento, tanta grulla y tanto loto en flor.


Conclusiones
  • Si te gustó Cincuenta sombras de Grey, te sobrará drama y te faltará el romance.
  • Si apuestas por una historia de chinas, ésta es bastante mala.
  • Si esperabas a Amy Tan, está de vacaciones.
  • Si “trepar por el tronco del melocotonero” te dice algo, a lo mejor aprendes algo del asunto.
  • A Leonardo Dantés sí se lo recomiendo, sería capaz de componer una segunda versión de su hit Tiene nombres mil.





6 comentarios:

  1. Te has currado una portada estupenda para el arroz tres "delicias" (guiño,guiño,codazo)...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con la típica grulla de origami que todos tenemos en casa y 4 ó 5 aplicaciones para fotos, ya has hecho una portada.
      Si necesitas una, me dices tranquilamente, son unas horitas de nada.

      Eliminar
  2. Creo que voy a esperar a que hagan la película.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, mejor te esperas.
      O directamente pasas de la película también.

      Eliminar
  3. Pues yo me lo compraré en versión Kindle para que no tengan que talar ningún tronco de melocotonero más. Que daño!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En papel o en bites, acabarás hasta el gorro de melocotoneros.

      Eliminar