¡Qué genial!
¡Vacaciones! ¡Tiempo libre!
¡Pues no! Nada más lejos de la realidad. Con el peque
sin cole, los días se convierten en una interminable yincana de 24 horas, 1.440 minutos, 86.400 segundos.
Es el fin de
la cómoda, práctica, confortable rutina invernal. Toca organizar cada hora, cada
plan, cada comida, cada actividad con su correspondiente atrezo. Y es muy
probable que el resultado no se parezca en absoluto a lo que pensabas, será peor.
Y así te pasas
el verano… Ya sólo quedan 31 días, 744 horas, 44.640 minutos...
jajajajaja
ResponderEliminarla solución se llama PLAYA , (cuando hace bueno, porque hoy como no vayas con chubasquero, katiuskas y una caña...)