28 mayo 2015

Dibujos deprimentes.

¿Es posible hacer una película de dibujos animados en la que el protagonista no sea huérfano?
¿Es alguna clase de requisito para que la historia cobre sentido?
Si ambos progenitores viven, ¿ya no es para todos los públicos?
¿Es imprescindible la desgracia?
¿Funcionan mejor en pantalla los poderes mágicos si van acompañados de una terrible pérdida?
¿Es primordial que sepan cómo funciona esto de vida y muerte, estar y no estar desde su más tierna infancia?
¿Podemos dejarles un poco de margen de felicidad infantil, gratuita, insustancial?
¿Es perjudicial para la taquilla que los padres sobrevivan todo el film?
¿No puede desarrollarse la historia con un papá y una mamá?

La cosa se está poniendo de mal en peor. Estamos en un plan en que, lo menos que puede pasarle a los protagonistas, es quedarse huérfanos; ahora, empiezan a diñarla también los hermanos. ¡Menudo panorama!



Francamente, no veo sentido a tanta amargura. Creo firmemente que podría conseguirse un hilo argumental muy similar -poderes, magia, villanos, alas de hada, puñetazos brutales, purpurina, patadas destructoras, pelo largo- sin caer en la tragedia. A lo mejor algunos niños no se dan cuenta de que la desgracia ha llegado a palacio, pero el mío, sí. Y pasa un mal rato que no viene a cuento, estamos viendo una de superhéroes…

Si se trata de enseñar cosas importantes sobre la vida, un asunto educacional, propongo comenzar con la introducción de distintos formatos de familia pero con todos sus miembros vivos: unos padres separados, una familia monoparental, una madre que ha rehecho su vida y ahora el dibujo animado tiene hermanos y hermanastros, un papá y otro papá, dos mamás. Eso sí sería un puntazo, mucho más constructivo que tanto huérfano.

Si nos ponemos a contar a los niños las verdades de la vida, en plan cruda realidad, habría que dejarse de tanta magia y tanta chorrada e ir directamente al grano: que Pixar haga un remake animado de Las cenizas de Ángela, se iban a enterar estos mocosos de lo que es bueno… Por supuesto, en los títulos de crédito habría que anunciarles que los Reyes son los padres; la Navidad, un invento puramente comercial y la vida, muy perra. Así aniquilaremos cualquier atisbo de ilusión infantil.




Si es imprescindible enseñar la muerte y la destrucción, aparquemos las canciones de cuna, cerremos los cuentos de Teo y demos la bienvenida a Jorge Manrique.
Tengo la fórmula perfecta para dar las buenas noches a mi retoño:
“Nuestras vidas son los ríos
 que van a dar en la mar,
 que es el morir”

Y ahora, a dormir bien, niños.

25 mayo 2015

Mi entrevista aniversario.

En mi aniversario, 200 entradas publicadas, voy a hacer un auténtico alarde de desdoblamiento de personalidad. He decidido hacerme una entrevista.
¿Raro? Mucho.
¿Por qué? Porque a la gente le hacen entrevistas en momentos memorables y éste lo es para mí. Bueno, y tampoco tenía hordas de periodistas deseando saber por qué llevo dos años escribiendo chorradas en la red.


P: ¿Cómo definirías tu blog?
R: Un compendio de inquietudes, tonterías, experiencias, reflexiones, cosas que me gustan, críticas insustanciales.
P: ¿Qué es lo que más te gusta de lo que escribes?
R: Conseguir sacar una sonrisa al lector. Ver el lado cómico de lo trágico –soy gran fan del humor negro como terapia- y dar cierto aire trascendente a lo más cotidiano. Me gusta sacar punta a todo.
P: 200 post, ¿tanto que contar?
R: No pensaba que podría escribir tanto sobra tan poco. Estoy muy sorprendida. Seguramente, me habré repetido y, si todavía no lo he hecho, estará al caer. La verdad es que ni yo misma recuerdo muy bien lo que ya he contado.
P: ¿De dónde sacas el tiempo?
R: Supongo que, cuando haces algo que te gusta, encuentras siempre un hueco. Por supuesto, quitando alguna hora de sueño, de lectura, de ese ocio pasivo tumbada en el sofá con el sabor de boca del día superado.
P: ¿Tienes algún post de reserva?
R: No, siempre escribo la noche anterior al día que me toca publicar. Los domingos y los miércoles por la noche son mi momento de obligada inspiración. Sí tengo una pequeña lista de ideas que, en alguna ocasión, me han salvado ante una falta total de ideas.
P: ¿Qué es lo que menos te gusta de tener un blog?
R: Me frustra un poco que no se aprecie realmente el tiempo que inviertes. Tengo la sensación de que podría dedicar infinitas horas a mejorar el diseño del blog, responder online a cada comentario, ser más activa en las redes (Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest…) para conseguir más visitas. Pero no dejo de ser una madre –separada- y trabajadora, así que tendré que asumir que esto es lo máximo que puedo hacer.
P: ¿Y lo que más?
R: Es una manera de dar forma a algunos pensamientos, ordenar las ideas, reflexionar sobre temas de lo más variadas.
También me gusta pensar que algunos de mis post sobre el cáncer han podido ayudar a alguna mujer que esté pasando por ese amargo momento.
Compartir experiencias, risas y anécdotas sobre las vicisitudes de ser mamá.
Una manera de alimentar un poco el intelecto. Un hobby que me llena, y en horario perfectamente compatible con la maternidad. He aprendido un montón de cosas sobre diseño de Blogger (me he comprado algunos cursos que me han encantado para seguir enredando y conociendo los entresijos de este mundo).
P: ¿Qué cambiarías de tu blog?
R: Me encantaría poder darle otra vuelta al diseño, tratar de hacer algo más bonito. Pero tener un blog es un pozo sin fondo, podría dedicar todo mi tiempo libre y, aun así, quedarían mil temas por mejorar.
P: ¿Qué esperas conseguir?
R: No lo tengo claro, no lo he pensado demasiado. Supongo que me gustaría tener cada vez más visitas y comentarios, es lo que me anima a seguir aquí 200 posts después. Aunque en la blogosfera, dos años no son nada…
P: ¿200 más?
R: Espero que sí. Y después, otros 200 más. Aunque si algo he aprendido en los tiempos difíciles es a no hacer planes, a vivir al día. Ya veremos qué nos depara el mañana.
P: Ya sólo queda desearte un feliz aniversario.
R: ¡Muchas gracias! Un día bonito y especial.


Y aquí finaliza mi momento personalidad múltiple y vuelve a ser una (puede que cabal, puede que no).



21 mayo 2015

Ropa de verano para niños (by H&M).

Dicen que hay un lugar donde brilla el sol, hace calorcito, la gente sale a la calle sin paraguas y los niños juegan en los parques. Parece ser que allí, la primavera se siente e, incluso, puede percibirse la proximidad del verano.
A lo mejor algo así llega a ocurrir un día por estas latitudes y la gente del norte podremos, al fin, guardar la ropa de invierno en el altillo del armario –dejando gabardinas y katiuskas a mano, que sabemos de qué va esto- y bajar bermudas, sandalias, bañadores y biquinis, vestidos para niñas finitos…


Mientras nosotros soñamos con tiempos mejores, en algún lugar de la Península, habrá niños acalorados. Si un día la ansiada estación tiene a bien dejarse caer por aquí, he fichado ropa para niños muy chula para cuando los termómetros suban de los 20ºC.

Esta vez, he aprovechado mi visita virtual a la sección H&M niños para hacer conjuntos de ropa completos (sin jerséis, que estamos jugando a que es verano).
Como siempre, me decanto por la sencillez: rayas marineras, chinos, camisas y camisetas, vaqueros y playeras.










Espero poder comprar ropa de verano, aunque sea un pantalón corto. Y ya que estamos, un bañador, un cubo, una pala, una toalla, protección solar…

¡Por favor, que pare de llover!

18 mayo 2015

Días como hoy.


21:05 según mi PC.

Niño acostado y silencioso -diría que ya está dormido o a falta de unos minutos-.
Confirmado este punto a las 21:42.

Casa hecha un potorro de juguetes, trastos, ropa.

Folio en blanco.

Mente en ídem.

Agotada.

A ver qué coño cuento yo ahora…

Con el sueño que tengo y la escasez de reflejos a estas alturas del fin de semana, me van a dar las mil intentando escribir cualquier cosa.
Además, tampoco quiero quemar un cartucho de un post que, encima, no conseguiré llevar a buen puerto.
Ya lo veo venir, hoy será uno de esos días lleno de borradores y temas a medio escribir, ideas sin desarrollar que tal vez se abran camino en una futura y mejor ocasión.

Siempre puedo hacer un recopilatorio de imágenes. Trapos, cosas para casa, pintores o fotógrafos que haya descubierto recientemente; cualquier cosa será bienvenida en días como hoy. Pero, pensándolo bien, entre que me pongo a pensar, buscar, recopilar, guardar y componer, tardo un huevo. Me van a dar las 00:00. Paso.

No sé, puedo escribir… los versos más tristes esta noche.
¡Ah! ¡No! Que ya está pillado.

Pues tal vez comente algo sobre padres huevones.
No, tampoco es buena idea. Hoy haría una carnicería, no me veo con la sensibilidad suficiente para tratar temas espinosos. No tendría el cuidado suficiente y me dejarían de hablar todos los padres.

Nada de enfermedad, me toca revisión de nuevo –hay que ver cómo pasa el tiempo- y prefiero no conectar, precisamente ahora, con esa parte de mí.

Al hilo de lo anterior, se me acaba de ocurrir que puedo comentar mi capacidad de desconexión. Aunque ya he tratado esta idea alguna que otra vez y no creo que hoy vaya a aportar nada demasiado original. No me sirve.

Enredo un poco por el archivo del blog… ¡Joder! ¡He dejado pasar mi segundo aniversario bloguero! Precisamente fue el 14 de mayo, mi último post, y comentaba lo torpe que soy... Resulta que también soy bastante ollas, pero no voy a ponerme a caldo dos días seguidos.
¡Mierda! ¡Y encima me doy cuenta cuando estoy a punto de dar por zanjada mi diatriba!


Pues así se va a quedar.
Sin celebración.
Sin contar nada.
Con la sensación de que podría haberlo hecho mejor.
Pero con la certeza de que, en días como hoy, eso resulta imposible.


Son exactamente las 22:46 según mi PC.

14 mayo 2015

Torpe.

Me tropiezo con las baldosa de la acera.
Me pillo con los cajones.
Me dejo los dedos de los pies en las patas de las sillas.
Me corto con los folios.
Me como las manillas de todas las puertas de mi casa, al menos una vez al día.
Me choco con los marcos de las mismas puertas (por lo menos, he esquivado el picaporte).
Cometo todo tipo de errores de cálculo -entre el espacio disponible y el que abulto yo- que terminan, indefectiblemente, en moratón.
Doy dolorosos rodillazos a la mesa cuando cruzo las piernas.
Me suele bailar un tobillo cuando llevo tacones y/o plataformas; mientras más segura de mí misma y más pleased to be woman me sienta, mayores son las posibilidades de hacer un ridículo mayúsculo -sin llegar al esguince- en medio de una transitada calle.
El golpe tonto en el codo que hace que un calambre de dolor te recorra el brazo es mi pan de cada día.
Piso coches de juguete, siempre y cuando esté descalza.
Sé cómo se purga un radiador, me he clavado el maldito pitorro (y las esquinas, por supuesto).
Cualquier mueble es susceptible de dejar su morada impronta en alguna parte de mi pierna; la localización exacta dependerá de si es mesa de centro, de comedor, mueble bajo, mostrador, consola o encimera.
Cierro los armarios con anterioridad a la retirada de mi propia mano.
Es más probable que chute la pared que el balón (nosotros también jugamos a fútbol en casa).


Y, a veces, me corto las uñas demasiado, con lo que duele eso.

11 mayo 2015

How old o es imposible parar.

How old I look? es una web de lo más chorra: subes una foto y te dice la edad que aparentas. Es totalmente insustancial pero lo que resulta más ridículo es que no podrás parar. Foto que hagas, foto que acabarás subiendo para ver el resultado.

La casuística a la que nos enfrentamos, y por la que nos veremos obligados a subir fotos mucho más allá de lo razonable, sería la siguiente:
  1. Que howold.net te eche muchos años menos que los que realmente tienes. Entonces, querrás ver hasta dónde es capaz de llegar en su generosidad: 5 años menos, 10, 15… Las posibilidades son infinitas y tu autoestima subirá como la espuma.
  2. Que la web no acierte, ni por asomo, tu verdadera edad y te veas abocado a subir imágenes hasta que alguna se aproxime a tu década. Y esto no es tan sencillo, requiere un montón de intentos que pueden depararte sorpresas muy desagradables, como tener la edad de tu padre. Esto generará una enorme frustración en las víctimas pero muchísimas risas para los que se encuentran en el privilegiado primer caso.
  3. How old calcula la edad de todas las personas que salen en la foto y, aunque nos interese mucho conocer qué opina tiene sobre nosotros, es aún mejor saber qué piensa sobre todos los demás. Las comparaciones son odiosas, salvo que la aplicación sea tu amiga y resultes ganador con 10 años menos que el resto de los presentes. Puedes llegar a tolerar sin ningún problema que se equivoque contigo en algún año si a los demás les echa una década encima.

No sabría decir qué algoritmos utiliza este programa, se escapan a cualquier criterio visual humano; dos personas que aparentan la misma edad resultan ser de generaciones diferentes según su inexplicable criterio. No consigo explicarme por qué yo me muevo entre los 20 –lágrimas de alegría- y los 38, con una media muy inferior a mi edad real, mientras que algunos no logran bajar hasta los 40. Es una pena para ellos, que intentarán con verdadero ahínco hacerse amigos de la aplicación, y una alegría para nosotros al ver que, cuantos menos años les echa a ellos, más joven resultamos ser.


A mí, de momento, me ha tocado el lado bueno y howold.net ha sido bastante generosa conmigo. Os aconsejo que no lo intentéis porque no podréis parar, es tan fácil hacerlo desde el móvil -eligiendo cualquier foto de vuestra fototeca- que terminaréis echando años a todos vuestros amigos, conocidos, familiares, hijos.

Os deseo mucha suerte…



07 mayo 2015

Consumo preferente.

Cuenta la leyenda que la fecha de consumo preferente es muy diferente a la de caducidad. Es sólo un día en el que el alimento en cuestión pierde, como por arte de magia, algunas de sus propiedades. Y esto está muy lejos, lejísimos, de significar que está en mal estado. ¿A alguien le importa que el yogur, de la noche a la mañana, tenga un poco menos de calcio? A mí, en absoluto.


He llegado a interiorizar tan bien la diferencia, que la fecha de la tapa se ha vuelto un mero referente. Si han pasado más de 15 días en todo lo que me queda en la nevera, tendré que plantearme seriamente una visita al supermercado. Desde que la idea viene a mi mente hasta que se transforma en hechos, dispongo de otra semana de consumo de lácteos con una menor concentración de L-Casei que en el momento de su adquisición.
Puede que algunos puristas de la fecha se echen las manos a la cabeza pero, si un alimento enlatado aguanta un par de años, no creo que vaya a pasar nada por 9 meses más.

Mi nevera se rige por la siguiente teoría: partiendo del tiempo que dispongo para consumir algo en plenitud de condiciones (con todas sus vitaminas, minerales, bÍfidus y omega 3), y mediante una sencilla regla de 3, obtengo el margen de maniobra adicional para darle salida al producto.
Y luego están aquellos que, directamente, no caducan jamás:
- pasta
- arroz
- aceite
- vinagre
- pan rallado
- harina
- cualquier lata
- legumbres (si tuviera)

Hay algunos puntos que son algo más conflictivos.
  • Una vez superada la prueba del olor y del sabor, podemos encontrarnos ante la disyuntiva de las puntas resecas en la loncha de queso. La respuesta se encuentra siempre en las siguientes; si tienen la misma pinta mustia que la superior, es probable que no podamos rescatarlo. O que, de tan seco y tieso, su única posibilidad sea rallarlo y utilizarlo como condimento para pasta. Es una opción que, aunque no he tenido ocasión, no descarto para cuñas de semicurado.
  • Estamos genéticamente seleccionados para temer el huevo. Generación tras generación, las madres han transmitido a sus hijos un pánico mortal -literalmente- a la salmonelosis. Un día caluroso, la mayonesa es la reencarnación del mal. Así pues, la decisión sobre el huevo está en nuestro ADN y me veo obligada a acatar (con un margen de un par de días) la fecha impresa en la cáscara. Y me fastidia porque, según mi teoría, le corresponderían 10 más tranquilamente.
  • Dependiendo de nuestra tolerancia y el alimento al que nos enfrentemos, podemos optar por seguir adelante a pesar de la presencia de moho. Supongamos que hay una pizca en la parte de arriba de un bote de mermelada medio vacío, estimo que el foco sospechoso se encuentra lo suficientemente alejado para poder desayunar hoy (puede que mañana también). Sin embrago, seré incapaz de pasar del moho en lácteos, embutidos o cualquier sobra.


La fecha de consumo preferente es marketing, otra forma de empujarnos a consumir más. Aunque puede que convenga echarle un vistazo de vez en cuando para no terminar en urgencias vomitando nuestra cena de pasta, cosecha diciembre del 2013, con tomate frito en septiembre del 2014 y queso de febrero del 2015 rallado.

03 mayo 2015

Para las mamás.

Para las que se estrenan.
Para las que repiten.
Para las que lo celebran en multitud.
Para las que lo harán la próxima vez.
Para las que llevan muchos años haciéndolo.
Para las que les ha costado llegar.
Para las que ha sido una sorpresa.
Para las que desean con todas sus fuerzas poder celebrarlo.
Para las que no se acordaban.
Para las que han tenido un día especial.
Para las que han pasado un día como los demás.
Para todas nosotras.


Hoy nos merecemos acordarnos de lo que fuimos y lo que somos ahora, de lo bueno y de lo malo, de los esfuerzos y las alegrías, de las renuncias y las satisfacciones, del sueño y las risas, del trabajo y el amor infinito.

Hoy es un día para darnos cuenta de lo que estamos consiguiendo, de que somos unas campeonas.