El verano
permite la observación, de nuevo, de un género desconocido el resto del año.
Las playas más
tranquilas (normalmente de dimensiones reducidas) suelen ser mixtas; hay gente
en bañador, tías en topless, peña en bolas. Pero existe una clase muy concreta
de asiduo a este tipo de arenales: el nudista de pro. Nada tiene que ver con el
simple hecho de estar desnudo, es más bien una postura vital, una forma de
vivir -el verano-.
Son fácilmente
reconocibles porque, básicamente, es imposible no verlos. Su misión, no pasar
desapercibidos. Se trata de que el resto de la playa se dé cuenta de que han
decidido prescindir del bañador sino, no tendría gracia.
Para ser un
nudista de los genuinos es necesario:
- Realizar
todo tipo de actividades. El auténtico nudista será aquel que esté en perpetuo movimiento.
Jugará a palas o a fútbol, correrá por la playa, montará una tienda de campaña
con tres millones de clavos, buceará con gafas y aletas (solamente), paseará
sin cesar. Se trata de mantener el cimbrel basculando constantemente.
- Elegir una
playa rodeada de rocas, piedras, colinas escarpadas, que les permitan vivir una
aventura. Calzarse las playeras (únicamente) e ir de excursión, explorar el agreste
entorno, encaramarse a cada desnivel del terreno. Aprovecharán para ir en
grupo, todos escalando en fila india, uno detrás de otra, delante de uno. ¡Qué
gran desfile!
- El bañador sobra
pero el resto de cosas son fundamentales, básicas. Toalla, colchoneta, tienda
de campaña, nevera, radio, camping gas, palas, kit de buceo, balón... Desnudos,
sí, pero de hippies nada. He visto montar jaimas dignas de un emir. Además, da
mucho juego, clavo por aquí, martillazo por allá, estira esta cuerda, agáchate,
ponte de pie, de rodillas, en cuclillas...
- Buscar
siempre algo en la mochila, obviamente la postura predilecta será a cuatro
patas. Un buen nudista, a diferencia del resto de gente, nunca encuentra nada y
la búsqueda será siempre con el culo en pompa. De nuevo, seremos conscientes de
su desnudez hasta la arcada y, de paso, podremos detectarle algún problema de
próstata.
- Si eres
fémina, fundamental tener la regla. No sé si las nudistas tienen el periodo
cada semana, se ponen un tampón cada vez que van a despelotarse o sólo se
quitan el bikini si están con la menstruación. El caso es que el cordoncito es
un must. Su blancura reluce cual virgen
de taxista.
- Hacer acopio
de la mayor cantidad de vello púbico posible. Su operación –no- bikini debe
comenzar en enero para que dé tiempo a que el rizo crezca y se encrespe hasta
formar un matojo tupido y alborotado. Una buena nudista nunca jamás se depilará
las ingles, aunque comiencen a la altura de la rodilla y se expandan hasta el
ombligo. Esta idea es extensible a piernas y axilas, por supuesto.
- Tener perro aporta
el toque definitivo. Estos grupos ganan mucho si van acompañados de 3 ó 4 chuchos
hiperactivos. Quedan geniales todos en harmonía naturista, compartiendo desnudez,
toalla, pulgas o plato.
Sí, somos
seres libres pero vivimos en sociedad y compartimos espacios. Así que si me
molesta la radio a toda caña en la toalla de al lado, descuidarme y encontrarme
un culo peludo a escasos centímetros de mí no me hace especial ilusión.
Y, nos ha jodido, a mí también me gustan las playas tranquilas, solitarias, en
las que apenas hay ruido. A ver si los únicos listos van
a ser los que se despelotan. ¡Viva el verano!
Pole!
ResponderEliminarSencillamente genial Lola. Tú ya sabes que yo soy muy fan del eterno buscador de tesoros que te observa en todo momento en modo ciclope.
Seguiremos analizando el verano, a ver qué surge. Resulta muy inspirador.
EliminarLo has clavado!!! Es q nunca falla lo de j
ResponderEliminarugar a palas en pelots, con los perros asilvetrados y el matojo de pelo en ingles y axilas... He revivido tal cuando me iba a la p
laya de meñakoz ...k
K, el nudismo y las palas parecen formar un ente indisoluble.
Eliminar