Es
difícil dejar un libro. Cuando empiezas uno es como si hicieras un pacto de
sangre y te vieras obligado –condenado- a terminarlo. Cuesta mucho decir que
no, sientes como si lo abandonaras, como si no te hubieras esforzado lo
suficiente para poder apreciarlo. Hay que hacerlo unas cuantas veces para coger
soltura, colocarlo de vuelta en el estante y elegir uno nuevo.
Para
llevar bien este proceso hay que interiorizar que no tiene por qué ser culpa
del texto, que no estás haciendo un feo personal al escritor y que no eres un
paleto porque no estés disfrutando con un clásico de la literatura mundial,
intemporal, magistral. Puede ser que, simplemente, no sea vuestro momento. A lo
mejor en otra década… Si consigues que estas cuestiones no te supongan un problema,
podrás dejar un libro a medias sin agobiarte (yo me sentía hasta
culpable).
Cada
vez detecto con mayor rapidez los síntomas: si no encuentro el momento de
abrirlo, elijo cualquier actividad a la lectura, enciendo la televisión,
trasteo con el iPad o llevo más de un mes con uno en la mesilla de noche es que
ha llegado el momento. Es la hora de decir adiós.
Me
he despedido de grandes clásicos y de basurilla. De novelas eternas y de otras
más breves. Si mi ritmo lector se va reduciendo hasta quedarse en unas
miserables páginas semanales, tengo que tomar medidas urgentes.
Confesiones
Aquí
van algunos de mis abandonos literarios:
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Fascination. Stephenie Meyer. 526
páginas. Abandono en la 273.
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Grotesco. Natsuo Kirino. 605 páginas.
Abandono en la 255.
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Crimen y castigo. Dostoievski. 713
páginas. Abandono en la 297.
-
Defender a Jacob. William Landay. 542
páginas. Abandono en la 125.
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Je vais mieux. David Foenkinos. 329 páginas. Abandono en la 35.
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Wilt. Tom Sharpe. 251 páginas.
Abandono en la 99.
-
La broma infinita. David Foster
Wallace. 1208 páginas. Abandono en la 65.
-
Una parte del todo. Steve Toltz. 665
páginas. Abandono en la 179.
Conclusiones
-
Lo intento con bastante ahínco.
-
No discrimino autores; me desprendo de hombres y mujeres, de americanos,
japoneses, rusos o australianos.
-
Los bestseller pueden estar muy alejados
de lo que esperabas. Y los clásicos, ni te cuento.
-
Cabe la posibilidad de que una obra cumbre de la literatura no esté hecha para
ti.
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El sentido del humor no es universal y el del ridículo tampoco. Si utilizamos
el segundo para conseguir el primero, habrá gente como yo que se angustie y no
se ría.
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Policiaco y trepidante no siempre van de la mano. He preferido quedarme con la
duda sobre la identidad del asesino a morir de aburrimiento mientras lo iba averiguando muy lentamente.
-
Chicklit no implica divertido, ligero
y fresco. El tedio también se da en tonos pastel.
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A veces elijes el peor momento personal para imbuirte en una tragedia ajena. Aprovechémonos
de la ficción y vivamos una vida mejor, más fácil, llena de amor, felicidad,
amistad, salud, dinero… Desconozco cómo se hace para que no resulte un coñazo, pinta
francamente mal con esos ingredientes.
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En ocasiones el abandono es sin premeditación. Sólo voy a empezar a leer un
poco de este otro libro y, cuando lo termine, vuelvo. Y nunca lo hice.
La
verdad es que existen miles de libros que te apasionarán y tu tiempo es
limitado, ¿por qué no reconocer el desamor y cortar por lo sano? Yo tuve que
dejar a Steve Toltz porque con Sólo una
mirada de Harlan Coben se interpuso entre nosotros, aunque sé que es sólo
una aventurilla de una semana.
Qué razón tienes, Lolichi. A mí me costó también superar el sentimiento de culpa "deslectora", pero en realidad es como hacer pellas: de pronto tienes un montón de tiempo libre para dedicar a lo que realmente te gusta. Yo confieso: no he podido con El nombre de la rosa (demasiadas expectativas, dejad de hablarme genial de los libros, please). Y tampoco con Darwin: yo misma estaba empezando a evolucionar en otra especie...
ResponderEliminarProbablemente estarías involucionando a especie más aburrida que una mona.
EliminarAbandonar un libro es como decidir no presentate a un examen. Lo intentas, te pones, te supera y cuando decides dejarlo para otra convocatoria te quitas un peso de encima.
ResponderEliminar¡Muy buen símil, Alele! Hay que ver lo que aporta la lectura, aunque nos quede para septiembre...
EliminarMe da verguenza no terminar un libro....mucha....yo solo he dejado de leer uno(NO ME ACUERDO NI DEL TÍTULO)....Estuve trabajando en Paris unos meses...estaba absolutamente sola....y lo intente, todos los dias y el dia que me fui ahi estaba solito.....y todavia peor que dejar de leerlo LO DEJE ALLI, muy conscientemente......jajajajajaja LAM
ResponderEliminar¡LAM, eso sí que es un abandono! Con premeditación, alevosía y nocturnidad.
EliminarEstaría bien conocer el título de tamaño despreció literario.
Lo peor de abandonar crimen y castigo... ¡es contarlo!
ResponderEliminarA mí me moló Lola, tienes que darle una segunda oportunidad.
Mac, ¿sufriré castigo por mi crimen literario?
EliminarFue un abandono sin intención, por intrusión de otros libros. Requería mayor concentración de la disponible en ese momento (podía leer 3 páginas y tener la cabeza en otra cosa). Y así no hay quien lea.
A lo mejor un día retomo.