Acabamos de estrenar noviembre,
el frío no termina de quedarse, mis sandalias siguen en el armario… pero la
Navidad empieza a acecharnos.
La he visto asomarse por
algunas calles. Y al Corte Inglés ha llegado ya. Están montando toda la
luminotecnia de la fachada, y no será por lo impresionante del despliegue de
medios, que llevan un porrón de años con el copo de nieve. El montador tiene
que hacerlo ya con los ojos cerrados. No sé cuándo será el alumbrado pero creo
que la Navidad no puede adelantarse más.
El caso es que a mí estas
fechas me gustan mucho. Y con niños me parecen súper divertidas. Cargadas de
ilusión y miedo a esos seres viejos y barbudos que entran
en tu casa, con camellos y por la noche, a dejarte regalos y comerse turrón. De
paquetes envueltos con lazos. De esa nueva y eficaz arma para el chantaje
emocional y el castigo infantil. De secretos fatal llevados, “No digas que lo has comprado tú, que está el
niño delante y se va a enterar”, “Te
has dejado el papel de regalo encima de la mesa y lo ha visto”, cazotes con
bolsas repletas de juguetes. De vacaciones y cabalgatas.
Pero el pistoletazo de salida
no puede ser con dos meses de antelación. Mi misión es
evitar que llegue a casa cualquier catálogo de juguetes. Tengo un hijo
híper-reactivo al marketing, no puedo permitir que tenga uno en propiedad.
Cualquier anuncio infantil cala en su sesera de forma brutal. Se pide todo lo
que ve. Una y otra vez. Y no se le olvida. Y lo repite un trillón de veces
seguidas. Como el bombardeo navideño comience en noviembre, en enero no sé qué
será de mí.
Feliz Navidul! desde ya.
ResponderEliminarCon la excusa de las fiestas que se adelanta, todo el mundo a casa por Navidad en noviembre. A mantener al hijo pródigo dos meses.
Eliminar“¡Vete, de casa vete!
¡Vuelve a tu hogar!”
Lo que no sabes, además, es que la que ha llegado es la Navidad del año que viene. Feliz 2015, Mc Fly!
ResponderEliminarEsto es horrible, Doc, ¡catálogos de juguetes no disponibles en tiendas hasta el año que viene! No puedo soportar tanta presión.
EliminarLo mejor de las navidades es cuando se acaban.
ResponderEliminarSe agradece bastante cuando llegan a su fin, aunque el árbol puede seguir montado hasta mediados de febrero...
EliminarJoe, que decadentes me parecen esos árboles de navidad decorados con los mismos adornos que hace 20 años. Esos espumillones plateados, dorados y rosas descoloridos, mustios y funestos. Y no hablemos de las bolas que les cuelgan, que son literalmente del siglo pasado.
ResponderEliminar"El horror,,,,el horror" como decía el capitán kurtz en apocalypse now.
La vuelta a los 70 en la decoración navideña viene de la mano del chino del barrio. Han conseguido dar una nueva vida al espumillón, la lluvia, las bolas de colores chillones, los Papá Noel que cantan y bailan, las luces musicales.
EliminarEn casa de los abuelos, el árbol chano es el rey; los niños están encantados con todo ese brillo hortera. En mi casa, un comedido arbusto de IKEA en rojo y plata, obviamente.
Me encanta como te explicas lolina! Y me haces muchisma gracia!
ResponderEliminarVoy a intentar ver las Navidades cargadas de cosas buenas como tu las ves.... Prometo! Gracias por expresarte tal cual¡ besos cris prima,
pd
¡Lolina como la bisabuela Lola León! Me mola mucho, Cris. Enseguida me calzo el moño de señora mayorcísima, elegante y seria.
EliminarCon tu sobri, seguro que ves el otro lado de las fiestas, el que está hecho para los pequeños pero que nos hace disfrutar a los mayores.