Tengo
la teoría de que las peluqueras hacen estropicios capilares a propósito, para
quitarse competencia. No es normal que haya tanto disgusto después de lavar y
cortar. Tiene que haber algo oculto, no creo en tantos “accidentes”. ¡Cuántas
lágrimas contenidas en un salón de belleza! ¡Cuánta amargura entre secadores y planchas!
En
una peluquería, como en el taller o en el dentista, estás vendida. Ellas tienen
el poder en sus manos y, además, van armadas con tijeras. Aunque el pelo
crezca, durante unos cuantos meses estarás más fea y te sentirás más insegura;
lo normal suele ser la combinación de ambas. Y durante ese tiempo, han quitado
a una tía del mercado.
La
mayoría de la veces el problema surge en el punto inicial del servicio, “¿Qué te quieres hacer?”. Y como te vean
dubitativa, te echarán una agradable sonrisa –se rumorea que ha habido clientas
que han visto un destello en uno de sus colmillos- y abrirán su amplio
repertorio de proposiciones increíbles para tu cabello.
La
cuestión es que no hablamos el mismo lenguaje así que estás dando tu
consentimiento sin entender bien la letra pequeña. Y, claro, luego tienes que
apechugar con las consecuencias que, obviamente, siempre se decantan a su
favor.
Aquí
van algunas claves para comprender mejor qué te juegas cuando oyes estas
amables propuestas.
Sugerencia: Dar algo de
movimiento a la melena.
Traducción: Cortar a capas,
comenzando la primera a la altura de la oreja y cayendo en degradado hasta
terminar con un único pelo largo a mitad de la espalda.
Resultado: Look
tirapiedras con primera capa siempre encrespada.
Sugerencia: Sanear las
puntas abiertas.
Traducción: Tajo que vas
a alucinar.
Resultado: Media melena
–y te llegaba por la cintura-.
Sugerencia: Baño de
color para camuflar algunas canas sueltas.
Traducción: Echar movida
anaranjada.
Resultado: Pelirrojo chungo
con canas muy visibles en tono naranja claro.
Sugerencia: Dar unos
brillos muy naturales.
Traducción: Mechas
rubias.
Resultado: Cabello
atigrado.
Sugerencia: Entresacar
para conseguir un efecto más dinámico.
Traducción: Quitarte
mogollón de pelo.
Resultado: ¿Por qué
tengo que dar ahora tres vueltas más a la goma? ¿Qué habéis hecho con mi pelo?
Sugerencia: Dar un aire un
poco más actual.
Traducción: Hacer de cobaya
para que prueben un nuevo corte a ver cómo queda.
Resultado: ¡Horror!
Así
que si encuentras una peluquería en la que te tengan algo de aprecio o un poco
de respeto, quédate.
Pero
sobre todo, que nunca te vean dudar.