Mi
nombre ha sido una losa toda mi infancia, y más aún en el norte donde
triunfaban las Leires, Iratxes, Ainhoas o Amaias. Siempre me ha parecido una cruz
tener un nombre extraño, que encima es el alias
de uno muchísimo peor: María Dolores, con dos cojones.
Al
principio no era muy consciente del asunto pero recuerdo, muy de pequeña, preguntar
a los niños que conocía en el parque cómo se llamaban en realidad porque “Yo en realidaz me llamo María Dolores, ¿y tú, Nagore?”, para total desconcierto
de la Ainara o Naiara de turno, que no tenían ni la más remota idea de qué
narices les estaba contando.
A
medida que fui creciendo, empecé a intuir que algo turbio se cocía. Recuerdo
con especial frustración la vuelta al cole, ese momento en el que tenía que
pedir a cada profesor que, por favor, me llamase Lola en lugar de María Dolores
–nombre oficial durante toda mi escolarización y el resto de mi vida-. Y así, año tras año, curso tras curso…
Siendo
niña, nunca conocí a ninguna Lola infantil, todas eran abuelas, bisabuelas,
tías, tatas o señoras muy viejas emparentadas de algún modo con alguien (además
de mi abuela Loluca y mi bisabuela Lola León, que de algún sitio tenía que
venir esto).Y eso si tenía suerte y eran personas, mi nombre es de lo más común
entre las perras bilbaínas; no habré girado la cabeza veces y visto aparecer un
yorkshire desobediente.
Con
10 años, habría dado cualquier cosa por llamarme María.
En
la adolescencia, me enfadé muchas veces con mis padres por hacerme semejante faena
(las cruces adolescentes son inescrutables).
Con
20, saliendo de fiesta, nadie se creyó nunca que mi nombre no fuese una
invención etílica.
Y
a los 30, llegó una nueva generación de padres que empezó a llamar a sus hijas
Lola, a secas, ni Dolores ni María Dolores. Y resulta que ahora es el 33º nombre
más frecuente entre las niñas nacidas en el 2014.
Total,
toda una vida pasando penurias con un nombre de vieja para que ahora haya tantas
Lolas en Vizcaya como Iratxes, con la fácil que tuvo que ser llamarse así en
los 80...
* Todos los datos están publicados
en las estadísticas sobre nombres del INE.
** Ahora que sientes
curiosidad, puedes enredar por aquí.
Pobre. Y cuantas veces habrás tenido que oír el estribillo de la canción “No me llames Dolores llámame Lola…” y encima creyéndose súper original el que te lo canta, como si nadie te lo hubiera dicho antes.
ResponderEliminarLola Flores se lleva la palma.
EliminarPero sí, todo siempre muy original.
Y lo increible de ponerle ese nombre es que yo decía que "por encima de mi cadaver" luego fui cediendo no habia mas nietas ni biznietas y dije que ningún diminutivo ni nada parecido asi que ese bebé pequeño y gordito costaba un trabajo llamarle" Lola "y no Lolita o Lolichi , lo que he tenido que aguantar en las adolescencias es que la tercera se llama Pepa.....eso tambien tiene su historia.La Anciana
ResponderEliminarTe comieron la tostada pero bien, Vieille.
EliminarMuy difícil no ceder cuando papá se empeña, también yo habría caído en sus redes.
Yo he pasado por algo parecido; eso sí, yo diría que mi nombre da aún más juego que el tuyo.
ResponderEliminarUn nombre muy fácil para un niño vasco.
EliminarPor cierto, también es muy común entre los perros de por aquí.
¡Menuda suerte!
Toda mi retrosolidaridad, sister.
ResponderEliminarAna Marrana Palangana
Querida hermAna, aunque tu nombre tenga alguna que otra rima humillante (malditos niños cabrones), has sido, sin lugar a dudas, la hija que mejor parada ha salido de las tres: Ana, Lola, Pepa.
EliminarJaja, así es la vida, como en la economía, lo de los nombres va por ciclos, personalmente Lola me parece un nombre precioso, ahora y hace 30 años, pero para original el mio no os parece?
ResponderEliminarPor cieerto, creo que me voy a quedar un tiempecito por aquí, si no te importa.
Ciertamente, es de lo más original. Nunca antes lo había oído. Pero seguro que hay alguna historia curiosa detrás de tu nombre, a ver si te animas y nos la cuentas..
EliminarY bienvenida a mi humilde morada.
EliminarYo nunca tuve apellidos. Toda la vida escuchando: "como el semáforo", hasta que un niño de unos 8 años en un avión me dijo: " como el semen de las ballenas". Le di hasta las gracias por la originalidad y luego busqué en Google....Pero me gusta llamarme Ámbar y tener una amiga que se llama Lola.;)
ResponderEliminarHe tenido que mirar el asunto de las ballenas y el ámbar gris. Creo que lo del semen era peor aunque no es para tirar cohetes. Tampoco entiendo por qué sabe estas cosas un renacuajo de 8 años.
Eliminar¿Cómo nos va a creer nadie un sábado por la noche diciendo Ámbar y Lola? Pero nos hemos echado buenas risas con nuestros nombres.