¡Ya
ha llegado! ¡La tenemos aquí! Estamos en esa preciosa época de la infancia en la
que muerte hace su aparición cada 5 minutos.
El
niño ya ha pillado que lo de morirse es un asunto muy turbio. Se está coscando de
que es algo irreversible. Intuye que parece irremediable. Y, encima, eso del
cielo no termina de convencerlo, si uno no puede volver de allí cuando quiera…
Así
que ahora mi vida se divide en momentos en los que hablamos de la muerte y momentos
en los que recupero el aliento tras exprimirme la sesera buscando una respuesta
tranquilizadora a tan terribles cuestiones.
- Mamá, no
quiero que te mueras.
- ¿Por qué la
gente se muere?
- No me quiero
morir.
- ¿Los abuelos
se van a morir?
- No me gusta
el cielo.
- ¿Te vas a
morir?
- ¡Mira mamá,
estoy muerto!
- No quiero
que te hagas vieja porque te morirás.
- ¿Si te vas
al cielo puedes volver?
- Si se muere
toda la gente, ¿el mundo se quedará vacío?
- ¿Cómo vas hasta
el cielo si estás muerto?
- Los abuelos
son viejos y se van morir.
Demasiada
duda existencial, metafísica y religiosa para un niño de cinco años. Y
demasiadas preguntas para las que su madre no encuentra respuesta ni consuelo;
he llegado a sugerirle el budismo porque “los
budistas sí pueden volver del cielo así que tú serás budista si quieres.”
Si
esto no es una mamá desesperada, que venga Dios y lo vea.
Nota: Las ilustraciones
son de hermAna, que es una artista. ¡Gracias!
Es que a tu hijo no le preocupa sólo la muerte: ¡le preocupa la extinción!
ResponderEliminarEs verdad, Ani, una preocupación mucho más dramática y terrible que la muerte a secas.
EliminarY para salir de este fregado, me tengo que meter en el charco de la reproducción...
Pobre.....porque a veces lo dice muy angustiado, me gusta lo del budismo ea!!! ya no hay muerte que valga.Los dibujos muy buenos has dado en el clavo, no para de preguntar en ningún momento.
ResponderEliminarLa Anciana
¡Solucionado! Budista y nos olvidamos del tema.
EliminarPues que pequeño empieza a sufrir, mecachis!!!
ResponderEliminarTendré que ir preparándome para la próxima angustia existencial de la infancia.
EliminarMe chiflan tus dibujos Ana!
ResponderEliminarCreo que todavía tengo el que nos hiciste en San Juan de luz a todas las amigas de Lola, amelie con sus tacones de Louis XVI, Lola mirandose siempre en el espejo, Maria Lago con sus Gazelle...
Joa, no recuerdo ese dibujo con tantos recuerdos míticos. ¡Maldita memoria de pez!
EliminarA ver si lo desempolvas y me lo enseñas, seguro que nos echamos unas buenas risas con anécdotas del internado.
Yo tampoco me acuerdo! Abre el baúl de los recuerdos pues!
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