Mi
familia: Pispi y yo
Nota: No está a escala ni de coña, ojalá tuviese ese tamaño tan manejable.
Somos
dos pero estoy yo sola dirigiendo el cotarro. Es duro, complicado, cansado. Ser
padres no es tarea sencilla. Ejercer en solitario, tampoco.
A
veces, cuando el niño se transforma en un hijo de puta –su madre soy yo y
acepto la parte del insulto que me toca- me frustro. Entonces, imagino que todo
sería mucho más sencillo si formase equipo con un –genérico, amplio, difuso,
sin cara y sin faltar- papá. Dos adultos contra un renacuajo desbocado me huele
a victoria.
Parece
ser que lo que estoy haciendo es idealizar, me lo ha dicho mi hermAna (marido y
dos hijos) y la creo a pies juntillas. La realidad sería más del tipo no sólo
vas a tener pollo con tu hijo poseído, además discutirás con el papá
de la criatura porque cada uno tiene un enfoque ganador sobre cómo manejar la
situación. Y me vino tan bien conocer esta parte de la historia, el lado oscuro
de la familia estándar, the dark side del matrimonio con hijos.
Así
que me he puesto manos a la obra y he encontrado las ventajas de este formato
de maternidad (también aplicable a la paternidad). De momento, no entraré en
los inconvenientes de hacerlo sola, estoy tratando de pensar en positivo y
hacer terapia.
Mis pautas.
Marco
las rutinas que mejor se adaptan a mi vida. No tengo que tener en cuenta otra
agenda. Me organizo en función de mis posibilidades y mis necesidades. No hay
cambio de planes que no haya decidido yo o sea culpa mía. Somos únicamente el
peque y yo y hacemos lo que yo digo.
Mis reglas.
Suelo
ser bastante estricta con los horarios. Me resulta más sencillo y él lo
agradece. Empezamos con rituales de baño y cena a las 8:00 y para las 8:30-9:00
está acostado (que no es sinónimo de dormido). En mi casa anochece cuando lo
dice mamá.
Mi autoridad.
Soy
el poli bueno y el malo. Cada castigo que le impongo, es una losa con la que
tengo que cumplir. No hay nadie para desautorizarme. Así que, si castigo sin
Rayo Mcqueen, se va a quedar sin coche. Y va a llorar y patalear pero no se lo
voy a dar. Y puedo mantenerme firme porque no hay papá boicoteándome ni
haciéndome sentir como una pérfida madrastra. Y a esto, en psicología, se le denomina
ejercer de figura paterna, ¡manda huevos!
Yo me lo guiso, yo me lo como.
Puede
que algún día me tome una caña y se haga un poco más tarde. Sé que es pan para
hoy y hambre para mañana. Esa media hora de retraso sobre el horario habitual
se va a volver en mi contra. El peque estará más cansado y el momentazo está
garantizado, lo de menos será el motivo. Pero ha sido mi decisión y me tengo
que aguantar. No tengo cabeza de turco, sólo la mía y me la voy a dejar puesta.
Mis errores.
Si
no soy consecuente, constante, firme o perseverante será mi problema. Tendré
uno seguro pero ya me culpabilizaré y fustigaré si lo estimo oportuno. También
puede que me dé por ser generosa y perdonarme mis fallos... ¡Qué coño! ¡Eso no
va a pasar!
En
fin, que lo que es complicado es ser padre en general. Solo o acompañado, este camino
está lleno de trampas y difícilmente no caerás en ellas. Habrá que pertrecharse
para el viaje y disfrutar del bonito paisaje.
¡Ahí te veo Lola! El dibujo también mola.
ResponderEliminarPilar
HermAna ilustradora, me encanta también.
EliminarY lo de "that bites you" no es metafórico...
ResponderEliminarPrecisamente, en tu criatura y sus mordiscos pensé cuando leí la cita. Me hizo tanta gracia lo literal que resulta en tu caso, que me la quedé.
Eliminar